Al finalizar el Alardo tiene lugar una batalla peculiar, un duelo cuya arma son los tomates rojos y maduros. Hace años que un servidor no acudía pero este año me propuse ir con la fortuna de oir decir al Sr. Castillo, un ilustre de esta contienda, que este año celebraban el 50 aniversario ¡Felicidades!
Esperemos continuar disfrutando muchos años más de esta batalla-tomatina donde el buen humor y la recompensa de la ducha después hacen de este acto un reclamo divertidísimo.
Ahí van algunas tomas.